Psicología e inteligencia artificial
La denominada psicología básica (antaño psicología experimental) trata de caracterizar y modelar el funcionamiento normal del ser humano. Los temas principales de la psicología básica son sensación, percepción, atención, memoria, motivación, emoción, aprendizaje, lenguaje, pensamiento y razonamiento.
El conocimiento sobre estas facultades y procesos se ha venido produciendo a expensas de un lento proceso de diferenciación e integración metodológica, teórica y conceptual. Para ello, y de forma más explícita y rigurosa en los últimos 150 años, se han manejado distintos referentes, tanto en el ámbito amplio de los seres vivos (el ser humano frente a otros animales), como en el específicamente humano (lo normal frente a lo patológico; lo normal en distintas culturas y entornos; diferencias individuales), y también –más recientemente- en el ámbito del desarrollo tecnológico (el humano frente al computador).
De manera fundamental, en particular en el dominio de lo psicobiológico, nuestro conocimiento sobre el ser humano (órganos, funciones y procesos cerebrales, incluyendo hormonas y neurotransmisores) se ha producido siempre (por razones obvias) a expensas de la experimentación y el análisis inter-especies (ratas, cobayas, perros, monos, etc.). La comprensión de las semejanzas y diferencias entre lo que ahora denominamos “seres sintientes” y los seres humanos, dentro del reino animal, también nos dirige hacia un funcionamiento básico (por ej., en el contexto de las emociones –como ya anticipara Darwin- o en términos de capacidad de retención en la memoria de trabajo –como propuso Miller). Parte del saber de la psicología sobre sensación, percepción, atención, motivación, emoción y aprendizaje proveniente de este análisis. No debería extrañarnos en virtud de la hipótesis de continuidad de Darwin, que todo lo humano tenga cierto rudimento en el mundo animal más próximo (chimpancés, bonobos), siendo el lenguaje uno de los aspectos más debatidos.
Por su parte, la perspectiva comparada propiamente humana (diferencias individuales, lo patológico, la cultura), ha permitido progresar en el conocimiento de estas mismas facultades básicas del ser humano (desde la sensación hasta la memoria) sobre todo al albur del control observacional propio de las instituciones educativas (por ej., la inteligencia), sanitarias (disfunciones congénitas, traumatismos, desarrollo de enfermedades con presencia o ausencia de un elemento fisiológico evidente) y penitenciarias (psicopatías, personalidad antisocial, bipolar, etc.). En buena lógica, el análisis de las causas de lo psicopatológico (por ejemplo, una alucinación visual o auditiva en un esquizofrénico) solo puede establecerse a partir del conocimiento de los procesos fundamentales afectados (por ej., sensación, percepción, memoria).
También la ciencia ficción ha proyectado, en particular en sus formas más populares (superhéroes varios, extraterrestres, alienígenas), la disyuntiva sobre qué es humano y qué no lo es, y para ello el punto de partida sigue siendo cómo es el humano normal: vemos que tanto Gozilla como Alien procrean, y tienen cierto celo maternal, que el súper-poder de Superman echa de menos la figura paterna, y la afinidad con los pares, y qué aspectos ventajistas podrían tener las nuevas especies humanas tales como los talentos telepáticos y emocionales de El Mulo en Fundación e Imperio (Asimov, 1952).
Sin ser necesariamente el primero, de nuevo Asimov en Yo Robot (1950) abordará muchas cuestiones plenamente vigentes hoy relativas a los límites entre lo humano natural y artificial. Para abordar la estrecha relación entre el ordenador y la caracterización del funcionamiento humano normal, en particular de los procesos básicos superiores (lenguaje, memoria, pensamiento, razonamiento) debemos distinguir tres periodos en la psicología moderna centrándonos en un paradigma fundamental: el conductismo. La época pre-conductista (aproximadamente hasta comienzos del siglo XX) se caracterizó por una multiplicidad de paradigmas (psicofísica, asociacionismo, estructuralismo, funcionalismo) que trataron de caracterizar los procesos mentales. Su punto débil no solo era la pugna conceptual, también lo era el método, la introspección, todo lo cual terminó dando lugar a un nuevo enfoque, el conductista. Durante los primeros cincuenta años del siglo XX, la “psicología del aprendizaje” asentó las bases empíricas –y por tanto científicas- de la psicología, a expensas de renunciar a la mente (esa “caja negra”) en favor de teorías basadas exclusivamente en la conducta observable. Salvo excepciones (coetáneos de la psicología de la Gestalt, Bartlett en memoria, conductistas atípicos como Edward Tolman, etc.), nociones como “valoración”, “creencia”, “representación”, “razonamiento”, “pensamiento”, quedaban descartadas o se teorizaban de forma extremadamente simple.
El tercer bloque paradigmático, la psicología cognitiva –el pensamiento como procesamiento de información- se produce como una natural superación del paradigma conductista a partir de los años 1950-60. Y aunque tenemos en las embestidas de Chomsky en el ámbito de la psicolingüística (por ej., el planteamiento paradójico de la pobreza de estímulos de un entorno que no explica el rápido dominio del lenguaje en los niños) o en la obra Planes y la estructura de la conducta (Miller, Galanter y Pribram, 1960) buenos referentes del arranque del cognitivismo, hay que retrotraerse necesariamente a los desarrollos del autómata de estados finitos de Turing (1936), a la teoría de la información de Shannon (1948) y a la cibernética de Wiener (1948) para comprender el surgimiento de este tercer bloque paradigmático en la psicología y su trascendencia en nuestra comprensión de la memoria, el lenguaje, el pensamiento y el razonamiento en el ser humano.
A semejanza del Yo Robot, el problema sigue siendo la diferenciación de los procesos humano-máquina. En clara referencia a la tesis de Church-Turing, Johnson-Laird (2016) nos dice: “Ninguna dificultad para imitar la mente se refiere a los ordenadores, y todas las dificultades se refieren a la no existencia de una teoría sobre cómo funciona esa mente.” (p. 12). La metáfora del ordenador ha sido –y sigue siendo- un heurístico de primer orden en el paradigma cognitivista, pero queda el problema del significado y de la consciencia (Bruner, 1992). No olvidemos que la idea de equiparar las leyes de la lógica matemática a las leyes del pensamiento (Boole, 1854) tuvo asiento formal nada menos que en el logicismo de Jean Piaget, que articulaba la capacidad formal de pensamiento a partir del retículo de las 16 operaciones binarias (Inhelder y Piaget, 1955). De hecho, la investigación actual, dentro del paradigma del procesamiento de la información, todavía dirime sobre si pensamos a expensas de un razonamiento de orden formal o de orden semántico. En síntesis, tratar de crear máquinas que “piensan” nos ha empujado y ayudado a crear modelos y entender –al menos en parte- cómo pensamos, y hemos sacado partido de una amplia estructura conceptual proveniente de la base de la inteligencia artificial (vale decir Turing, Wiener, y Shannon, entre otros). Y pese a todo, a día de hoy, sabemos más y somos más capaces de describir cómo crear máquinas que hagan ciertas cosas que describir y modelar –y predecir- cómo piensa el ser humano normal.
Ese efecto bumerán de la inteligencia artificial sobre el humano y su relativo alcance es el objetivo de este tema. Vamos a abordar cómo funciona el humano normal al pensar y razonar y para ello caracterizaremos tres aspectos fundamentales: la motivación y la emoción, el razonamiento y la comunicación.
Motivación y emoción. Notas
Formas básicas de reaccionar: reflejos, emociones, pensamiento. El autómata cartesiano frente al humano. La motivación fuera y dentro de la consciencia: planes y metas, creencias, ideas sobre el sí mismo y emociones. La emoción como programa: aspectos biológicos, cognitivos y culturales.
Razonamiento. Notas
Pensamiento vs razonamiento vs algoritmo. De Piaget a Wason: razonamiento formal vs razonamiento semántico (la cuestión del significado). Modelos mentales: deducción e inducción. La extrema importancia de la estructura de la memoria en el razonamiento humano. Heurísticos en el razonamiento. La metáfora. Dualidades humanas: razonamiento consciente e inconsciente; Sistema 1 y Sistema 2; racionales o razonables. Bases de los sesgos en el razonamiento humano.
Comunicación. Notas
Tres paradigmas en la comunicación (humana). Punto de partida: el paradigma del código de Shannon y Weaver (1949). El paradigma inferencial en manos de Austin (1962), Grice (1972) y Sperber y Wilson (1992). El paradigma digital/analógico de sistemas de Bateson, Erikson y Waztlawick en la escuela de Palo Alto: de preocuparnos por asegurar la claridad de la señal al supuesto de que “es imposible no comunicar”.
Medio, equivalente a conocimientos de grado
PSICOLOGÍA E INTELIGENCIA ARTIFICIAL
PARTE I. EL MARCO DE TRABAJO CONJUNTO
Resumen
- Antecedentes
- Punto de encuentro y punto de partida
- Los tres niveles de comprensión de David Marr
- La importancia de los procedimientos efectivos
- El marco de la teoría de los modelos mentales
- El tren (de Turing)
- Memoria, razonamiento, lenguaje y potencia de cálculo
- El ser humano como ser consciente en términos de computación
- La mente humana opera necesariamente en paralelo
- Pros y contras de la computación paralela
- La gestión de la memoria
- A modo de conclusión
- Referencias
- Anexo 1. Bosquejo de posibilidades de diseño de programación en paralelo.
PARTE II. EL SIGNIFICADO, ESA ASIGNATURA PENDIENTE
Resumen
- 1. Contexto
- Motivación y emoción. Notas
- Formas básicas de reaccionar: reflejos, emociones, pensamiento
- El autómata cartesiano frente al humano
- La motivación fuera y dentro de la consciencia
- El androide está desmotivado, ¿quién lo motivará?
- 3. Razonamiento. Notas
- Dos Sistemas
- Pensamiento vs razonamiento vs algoritmo
- Razonar, razonamiento: sus engranajes
- Razonamiento en humanos: sintáctico, semántico (modelos mentales)
- La memoria, sí
- 4. Comunicación. Notas
- El modelo de Shannon y Weaver en el contexto comunicativo humano
- Los enigmas del lenguaje figurado
- La relevancia
- El modelo de Palo Alto: “No es posible no comunicar”
- A modo de conclusión
- Referencias